lunes, 20 de agosto de 2012

Del baúl de los recuerdos; "Sabes cuál es tu condición especial?"

Esto que escribí, lo hice en mis notas de facebook. Me gustaría ir compartiendo en este blog las cosas que he escrito allá. Siento que en facebook todo esto se pierde tan rápido! Pero aquí permanecerá más tiempo. Todas las notas que he escrito antes las titularé Del baúl de los recuerdos; y después el título original.

Esté artículo no es de alimentación para el estómago, pero quizá a algunos nos pueda alimentar el alma. Hacer una pausa y reflexionar en este tema de las "diferencias" entre los niños. A propósito de la entrada a clases ...

Espero, como siempre, que les guste. Saludos :)

Sabes cuál es tu condición especial?


La mayoría de nosotros estamos de acuerdo en que desde el punto de vista humano, todas las personas somo iguales. Y como iguales, tenemos ciertos derechos y obligaciones. Tenemos derecho a una educación desde niños, tenemos derecho a un techo, al vestido, pero más allá de esto, más básico aún para mi gusto, tenemos derecho a que nos traten con respeto, derecho a la libertad, derecho a formar parte de la sociedad en la que nos tocó nacer, o como dice en la declaración de los derechos humanos textual, derecho a la igualdad y no discriminación. Y este derecho es el que me tiene pensando desde hace algunos días que me tocó asistir a un movimiento que están activando mamás y papás de Formus. Mamás y papás con hijos especiales.

Y en este punto me detengo un poco, ya que la palabra especiales me hace, sin querer, hacer una diferencia, y una grande entre los niños. Entonces, hay niños especiales y otros “normales o regulares”. Y me atervo a preguntar, qué hace a la mayoría de los niños “normales”? Si la palabra “especial” evoca una diferencia, entonces, todos somos especiales, porque todos somos diferentes. Aunque nos hemos esforzado por hacer parecer que todos somos iguales, cuando en realidad, cada persona es un individuo, único e irrepetible, por lo tanto no somos iguales. Somos diferentes desde el momento en que tu eres niño y yo soy niña, que tu tienes el cabello café y yo negro, desde las cosas más sencillas. Que debemos de ser tratados con el mismo respeto y que tenemos los mismos derechos, a mi no me cabe la menor duda, y lucho porque en mi pequeño universo (en mi casa) así se entienda.

Pero, entonces, ser tratados a todos igual. Ahí me confundo otra vez. Y aunque parezca un juego de palabras, siento que podemos caer en errores de insensibilidad al querer tratar a todas las personas exactamente igual. Entonces, porqué habría yo de comprarle lentes a mi hija y a mis otros hijos no. O porqué hay que separar lugares de estacionamiento a personas con silla de ruedas, embarazadas y hasta mamás con hijos pequeños. Ah caray! Entonces, resulta que las personas, además de ser diferentes, también tienen necesidades diferentes. Y yo, como parte de una comunidad, tengo que entender esto. Es mi deber como ser humano hacer empatía con las diferentes personas y sus necesidades diferentes. Y por si esto fuera poco, las personas tienen capacidades diferentes también.

Entonces, porque solo nos referimos a unos cuantos como especiales, o con necesidades especiales o capacidades diferentes. Qué no todos caemos en estas categorías? Y bueno, es que de alguna forma hay que ponerle nombre a las cosas, para entendernos entre nosotros, no?

Pero cuando digamos especial, sintámoslo en realidad, sepamos a que nos referimos. No solo a una persona con discapacidad, no solo cambiemos el término despectivo que se usaba antes, “incapacitado”, por uno que suene mejor. Sepamos que esas personas con ciertas condiciones como el sindrome de down, el autismo, la deficiencia auditiva, el trastorno del desarrollo (que a veces deja confuso el diagnóstico), parálisis cerebral, etc, etc, etc ... Ellos son más especiales porque son personas a las que las cosas no se les dieron fácil. Son personas que para lograr comunicarse, lograr leer, escribir o tocar un instrumento tienen que hacer el esfuerzo que tu o yo haríamos pero multiplicado por 1000 o más, y lo logran! Y eso no los limita, el esfuerzo para ellos es el pan de cada día. Lo único que los puede limitar es su entorno, es un dedo que señala, una persona mal informada. Que especial es convivir con personas tan especiales, tan extraordinarias, ser parte de sus vidas y aprender de ellos. Y que bendición conocer a las personas que los alientan, que los apoyan, que siempre están detrás por si necesitan un empujón, las mamás y los papás, quienes todo lo hacen con todo el amor que se puedan imaginar, por darle lo mejor a sus hijos especiales. Como cualquier madre o padre de familia lo haría, pero un poco diferente. Todos los demás, los que los acompañamos, nos enriquecemos al recibir el gran ejemplo del amor, de la dedicación y de la perseverancia, entre muchas más virtudes que en este momento se me escapan.

Y aquí regreso, a la conferencia del pasado martes en Formus. Conocimos más acerca de las deficiencias auditivas, de lo que las familias y los amigos con esta condición tienen que enfrentar. Por lo tanto, la próxima vez que veamos a un amigo con algún aparato auxiliar para la audición o un implante coclear estaremos mejor informados acerca de sus necesidades. Y sobre todo, a mi me queda claro que para integrar a los niños especiales a la comunidad hace falta la particiáción de TODOS. Las maestras hacen su trabajo excelentemente en el salón para que todos los amigos se integren. Los amigos pueden entrender y comprender las necesidades de todos sus compañeros, ya sean condiciones especiales de las que necesitan ser tratadas en “el primer salón”, como le dice mi hijo al salón de apoyo, o de otro tipo, de las que se habla más fácil, como el hecho de necesitar lentes, o de tomar chochos por alguna alergia. Los niños, con la convivencia diaria y la guía de sus maestras están sensibilizados y pueden empatizar con muchas situaciones especiales. Pero, y los padres de familia, como que ahí siento que nos falta. O no han sentido como que sus hijos saben más de cómo tratar a sus amigos con sindrome de down, parálisis cerebral, deficiencia auditiva, trastorno del desarrollo, autismo, etc. Esto es una realidad, es el mundo real, y gracias a Dios pertenecemos a una escuela en donde podemos convivir con esta parte también. Todos nos enriquecemos de alguna forma al estar abiertos a acoger, a compartir, a poder ver a los ojos a cualquier persona sin importar su apariencia, su condición o capacidad diferente. Con un solo objetivo, aprender y crecer juntos.

Pues esto es lo que nos quieren compartir las mamás y papás que empiezan a organizar conferencias para informarnos y sensibilizarnos. Según entiendo tienen muchas ideas y planes para que todos podamos integrarnos. Nuestra única tarea es estar atentos y tratar se asistir a las actividades de nuestra comunidad, que seguro, algo bueno nos dejarán. En la primera conferencia, aprendimos cómo podemos comunicarnos mejor y convivir con nuestros amigos con alguna deficiencia auditiva, cómo detectar problemas en la audición, entre otras cosas muy interesantes alrededor de este tema. Los invito a apoyar las buenas iniciativas que nacen a nuestro alrededor.

Ana Caballero

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